Cala Blanca es una cala muy turística que dispone de un buen equipamiento y que toma su nombre de la urbanización cercana, así como del color blanco de su excelente arena. Se encuentra en Ciutadella de Menorca y es perfecta para aquellos que buscan escapar del bullicio de la ciudad y adentrarse en un espacio abierto y sereno. Y es que esta cala está rodeada de naturaleza: la hermosa vegetación que bordea la playa y el agua clara y brillante hacen que te olvides de todos tus problemas y te relajes. La playa tiene mucho que ofrecer: pescar, nadar, tomar el sol... lo que sea. Es un lugar increíble para llevar a tu familia o a tus amigos y disfrutar de su compañía. Realmente es una joya escondida, que no está tan concurrida como la popular playa de Es Talaier. También hay muchas conchas para recoger, así que sobre todo los niños lo pasarán en grande.
Sus aguas son poco profundas y claras, perfectas para los niños, y permiten ver a la perfección los peces nadando alrededor. Así que ¡no te olvides de tus gafas de bucear! Además, tiene grandes dunas de arena que la hacen ideal para el nudismo. La playa forma parte de la Reserva Marina y ofrece a los visitantes una gran variedad de flora y fauna, incluyendo algunas especies en peligro de extinción.
En cala Blanca hay una antigua torre de piedra que en su día formó parte de una fortificación construida por los españoles para defenderse de los ataques de los piratas; ahora alberga una galería de arte en la que se exponen cuadros de artistas locales. Aquí podrás alquilar botes de remos y otras embarcaciones, o simplemente tumbarte al sol y relajarte con una bebida bien fría, ya que dispone de restaurantes cercanos y de otros servicios. Y si te sientes más aventurero, puedes incluso entrar en una cueva cercana, la Cova de s'Aigua, que según se dice, está encantada por los piratas. Si vas con tiempo para quedarte hasta tarde, búscate un hueco en el rocoso acantilado que la bordea, para disfrutar de una magnífica puesta de sol.